Salinas y los dolores de crecimiento

Salinas cumpliá sus jóvenes 80 años y precisa ajustes de toda naturaleza para explotar su máximo potencial del cual solo aprovecha una parte, el resto está en construcción.
El boom inmobiliario y la urbanización, que como en el resto de la costa se ha dado con la llegada del ciudadano primero y después la infraestructura o los servicios, ha desnudado las arrugas de la ciudad octogenaria.
Sus casas espaciosas y ventiladas mas añejas están como tiznadas por el musgo de los años y los líquenes viven sanamente en sus fisuras y ladrillos cascados.
Conviven con las nuevas casitas ya sin tejas estilo francés y piedra laja, solo un livianos isopaneles que el viento acaricia y mampostería que las recubre.
Salinas tiene poca sombra, los grandes pinos y eucaliptos han caído ignominiosamente a veces sobre los tejados y las verjas.
Los pozos donde el agua casi de manantial manaba dura y fresca ya se mezclan con las saturadas napas de la urbanización en algunos casos mezcladas peligrosamente con los pozos negros lo que la hace no potable y la limita al riego de jardines.
Así son los dolores de crecimiento de una ciudad que no para de ser generosa con el visitante pero a veces se queja exhausta y dolorida.
Mirá entrevista con el concejal Alberto Díaz , que nos habla de los principales problemas que debe resolver la ciudad balnearia para proyectarse 80 años pudiendo ser incluso la capital cultural de la Costa de Oro.